"(...) hay una serie de valores de la sociedad chilena que coinciden con los de él. Lo que en la Argentina era hosquedad, allá es contracción al trabajo; lo que en la Argentina era soberbia, allá es perfil bajo, humildad". [Rafael Bielsa, hermano de Marcelo / 20 de octubre, 2009]

martes, 28 de octubre de 2008

Retrato de un apasionado

Diario La Nación
19 de agosto, 2007


El DT de la selección nació en una familia de prestigiosos abogados y armó un escándalo cuando decidió ser futbolista. Hermético, culto, obsesivo hasta la médula, el Loco es tan famoso por sus anécdotas desopilantes como por su estilo, que combina un infinito amor por el estudio con un gran amor por el juego.



No es muy alto, pero sí fornido, y su vientre progresa implacable. Un cuello firme es la base de una cabeza generosa que dio origen al inevitable apodo en tiempos juveniles cuya singularidad estriba en unos ojos oscuros que miran fijo con curiosidad analítica: un poco viendo, otro poco procesando la realidad. Pero el rasgo fundamental está en la frente, recta y amplia, donde las cejas se pliegan como un fuelle, dibujando un gesto de preocupación que parece perpetuo.



Cuando habla frente a periodistas es lacónico, calibra el peso de las palabras como un comprador de oro y su tono educado, casi doctoral, siempre distante, es monocorde pero inapelable.


Cuando era chico repartía su vida en la casa paterna, barrio reo, cerca del mercado de abastos de Rosario y en la casa señorial del abuelo, a tres cuadras del Parque Independencia, donde las criadas lo llamaban "niño Marcelo". Por entonces, su padre abogado le soñaba un futuro profesional destacado. Acaso lo imaginó para perpetuar la dinastía hombre de leyes, como su abuelo, Rafael A. Bielsa, prestigioso constitucionalista, precursor del derecho administrativo en la Argentina.



Pero fue su hermano Rafael el que siguió la tradición familiar y se recibió de abogado. Su hermana, María Eugenia, resultó arquitecta. El niño Marcelo había crecido lastimándose las rodillas atrás de una pelota y sintiendo ovaciones que bajaban desde ese templo pagano que era la cancha de Newell s Old Boys: sería futbolista, se lo aclaró a sus padres.



A los 13 años se fue a probar al club de sus amores seguiría hasta los 21 , pero como el malhumor paterno no daba tregua, un buen día, tendría 15, 16 años, dejó la casa y recaló en la pensión que Newell s destinaba a los chicos que venían a probarse desde el campo. Su primera rebeldía fue fugaz porque los dirigentes lo echaron dos días después: se negaba a dejar fuera de la estrecha habitación la moto de dos tiempos con que plasmó la fuga.



Pero no tenía dudas sobre la vocación que amasó mientras estudiaba en el Colegio Sagrado Corazón de Rosario y rompía pantalones arriesgando las piernas en los cruces de potrero: allí era feliz, allí las clases sociales no existían y según su hermano jugaba más horas a la pelota de las que dormía. Las líneas del futuro no le mentían: su mundo era redondo y perfecto, como una pelota de fútbol.



UN ETERNO INSATISFECHO



Cuando venció la resistencia familiar, Marcelo Alberto Bielsa se dedicó de lleno a su profesión, siguiendo al pie de la letra la máxima impuesta por su madre para sus hijos y que él compartía a rajatabla: "En lo que seas, tenés que ser el mejor". Lida Silvia Caldera forjó a su prole en la cultura del trabajo que precede al mérito. A Rafael y Marcelo los dejaba leer las revistas deportivas que compraba si habían demostrado aplicación en el estudio y buen comportamiento durante la semana. Muchos años más tarde, ya consagrado como técnico, Marcelo diría: "La influencia de mi madre fue fundamental en mi vida. Para ella, ningún esfuerzo era suficiente".



Tampoco para él. Como jugador, fue un fracaso. Un defensor con buen manejo de pelota pero lento, con cintura de pollo, que siempre llegaba tarde a los cruces, ese campo minado del área donde no se puede fallar. Debutó en 1976 cuando amanecía de sangre la dictadura, pero sólo duró tres partidos en Primera. Probó otra vez en Instituto de Córdoba de allí tuvo que volver rápido: la familia buscaba desesperadamente a su hermano montonero, secuestrado por el Ejército y aun en la "C", en Argentino de Rosario. Su carrera era una espiral en descenso, hasta que se dio cuenta de que lo suyo no tenía mucho que ver con el fútbol. Por lo menos, con el que se jugaba adentro del perímetro. Se conjuró, solo con su sombra: "Si no puedo ser jugador de la Primera de Newell's, voy a ser su técnico".

Porque, al fin y al cabo, tenía 17 años cuando ya mostraba el ojo de la practicidad que lo caracteriza como entrenador. Un día interrogó a Jorge Griffa, por entonces técnico de las inferiores de Newell's:


Usted es Griffa, ¿no?



-Sí.



¿Y cuánto tiempo estuvo en Europa? ¿13 años?


-Sí.


¿Y volvió a quedarse a este club, a esta ciudad?


-Exacto.


Usted está loco.



Sin embargo, terminaron llamándolo Loco a él. Obstinado como un vasco, metódico como un científico, siempre va por la vida como un ordenador, con la cabeza trabajando a mil. El ceño fruncido lo delata: su mundo interior es tan agitado como el que se ve, plagado de ideas, obstáculos a sortear, fórmulas para vencer. La duda cartesiana lo atenaza. Los 30 mil libros que veía en la casa de su abuelo una reverencia al conocimiento humano le indican que cada problema tiene un escondrijo con la solución.



Siente pasión por el trabajo, y aun en la cumbre del éxito parece insatisfecho.



Cierta vez estaba con su hermano y la barra de la esquina, en Rosario tendrían 10, 11 años a lo sumo , y uno de los amigos, mayor que Marcelo, lo interrogó:



¿Te gustaría que de lunes a viernes fuera el fin de semana y el sábado y el domingo de lunes a viernes?



No, no me gustaría, porque entonces el trabajo sería un descanso.



ASUNTO DE FAMILIA



Cuando terminó el duelo por el jugador que no pudo ser, Bielsa dejó la carrera de Agronomía rindió sólo una materia, acaso por darle el gusto a su madre , estudió educación física y se fue a Buenos Aires a trabajar en la Ciudad Universitaria. Pero no para vivir de eso: quería conocer todas las posibilidades que tiene el cuerpo humano en la alta exigencia. A los 23 años dirigió al seleccionado de la Universidad de Buenos Aires. El primer paso estaba dado. Después, terminó el curso de director técnico, en 1982, con el crepúsculo de la dictadura.



Como su maestro Griffa, Bielsa empezó en las inferiores de Newell's. Para empezar, tomó un cuaderno y un mapa, dividió un país en 70 regiones y salió a recorrer cada una de ellas buscando promesas de crack en un Fiat 147 que se caía a pedazos. Cuando esa película terminó, el auto había sumado ocho mil kilómetros más.



Bielsa es fanático de Newell s y en 1991 se dio el gusto de su vida: lo sacó campeón, le ganó a los dos grandes y, con sólo 35 años, demostró que su rumbo en la vida no estaba equivocado. El mundo era redondo, como una pelota.



Marcelo Bielsa conoció a Laura Bracalenti porque ella se juntaba a estudiar Arquitectura en su casa con su hermana. Se casaron después de un largo noviazgo y tienen dos hijas, Inés y Mercedes. Es, en la vida del técnico, un engranaje fundamental, algo así como el símbolo de la abnegación: una mujer de Atenas, de esas que esperaban el largo viaje de sus héroes. Así vio también a su madre, una piamontesa de Morteros, Córdoba, educada en el esfuerzo para el progreso, donde no había lugar para la frivolidad, ni la pereza.



Hasta que fue nombrado técnico de la selección argentina, el abogado Rafael Bielsa nunca había visto jugar ni dirigir a su hijo, pero no porque el fútbol no le gustara: era hincha de Central y, con esas cosas, en Rosario no se juega.



Antes de un clásico contra los "canallas", mirándose el índice de la mano derecha, Marcelo le dijo a su hermano: "Si le hacemos cinco goles a Central, me corto este dedo". Ese lunes, Newell's ganó 4 a 3 y Rafael temió durante una semana que su hermano, gozoso de la goleada histórica, hubiera llevado al altar del sacrificio su promesa.



Los dedos están todos, pero el vacío que le produce la derrota parece crecer, según pasan los años, como el agujero de la capa de ozono. Alguna vez el pediatra le desaconsejó a su mujer el reencuentro con su esposo el día siguiente a una derrota por el impacto que tanta energía negativa podría tener en sus hijas. Alguna vez, Marcelo se animó a decir lo que sigue: "Cuando pierdo me siento inhabilitado para la felicidad por siete días". Suena exagerado, aunque difícilmente haya país alguno donde el fútbol se viva más dramáticamente en Argentina.



PREDICAR CON EL EJEMPLO



Como toda su familia, Bielsa es un creyente fervoroso, pero a su modo, sin seguir la ritualidad. Se recibió de perito mercantil en un colegio de curas en 1972 y, al revés de su hermano, nunca tuvo militancia política. Su mirada sobre la política es pesimista, en conversaciones con la familia y algunos amigos se cuentan con los dedos de una mano campea la desilusión por el auge de los contravalores, la asfixia de la ética, la corrupción. Es sumamente desconfiado, lo atormenta la idea de que alguien pueda enriquecerse de la noche a la mañana y apuesta a valores propios de otro mundo, o tal vez de éste, pero perdidos en el tiempo: la previsibilidad, la palabra empeñada. Cuentan que tributa todo, que instruyó a su contador: "Prefiero pagar de más, pero nunca tener un problema por eso".



Su ideología futbolera está basada en un tríptico casi espartano: orden, planificación y disciplina. La clave para jugar, piensa, radica en la concentración. Para lograrlo son necesarios muchos esfuerzos, algo a lo que no son demasiado afectos los jugadores argentinos. Ya desde sus comienzos como técnico, descubrió que si decía a sus jugadores que iban a entrenar dos horas seguidas, la concentración les duraba una hora y media. Con su prédica, logró estirarla a 100 minutos y, con el tiempo, logró que estuvieran concentrados las dos horas. La idea del "grado de concentración absoluta" es una máxima de Bielsa.



Inculca a sus jugadores un abecé básico que resulta trabajoso y aburrido por la repetición. "Al principio, te fastidia con tantos detalles, te hace repetir cosas básicas una y otra vez", contó Christian Bassedas, que lo tuvo en Vélez.



En sus primeros tiempos como entrenador, los jugadores no entendían muy bien lo que les pedía: les hacía leer todos los diarios y cortar las notas donde se hablaba de Newell s y todos los rivales. Una compenetración progresiva, en busca de la ansiada mística. A la larga, los convenció de la necesidad de aprender su código básico, sustentado en la disciplina. Él mismo marcaba pauta con ejemplos demoledores: mientras José Luis Chilavert llegaba a los entrenamientos en un BMW rojo furioso, Bielsa lo hacía en una vieja y destartalada camioneta Chevrolet prestada.



No habla con sus jugadores de otra cosa que no sea el juego. No les pregunta por su vida privada ni sus novias, ni sugiere qué deberían hacer con el dinero, ni les hace bromas ni deja que se las hagan. Es más: no hay tuteo, ni siquiera con aquellos con los que tiene afinidad afectiva. Se cuenta que al Pájaro Domizzi un día le dijo: "Voy a ser su amigo el día que usted se retire del fútbol". Llega siempre al filo del horario acordado para la práctica y luego se retira. En Newell s, muchas veces ni siquiera concentraba. Sin embargo, su trabajo mental, urdiendo estrategias, elucubrando jugadas, no descansa. Norberto Scoponi, uno de sus arqueros emblemáticos, un día lo encaró:



¿Por qué usted no concentra con nosotros?



Mientras usted duerme, yo estoy haciendo cosas para que el equipo mejore.



No sólo hace repetir movimientos hasta el hartazgo. También divide la cancha en sectores y obliga a los jugadores a jugar dentro de los límites asignados si la estrategia lo requiere. El estilo podrá resultar tedioso, pero el trabajo de convencimiento funciona. Cuando Vélez ganó el campeonato, Bielsa atribuyó la victoria a "la dureza mental del grupo".



Piensa en su equipo como un grupo comando que no se aparta jamás del objetivo. Tanto laboratorio no significa que esté en las antípodas del lirismo. "No hay mejor cosa que un futbolista dotado, que resuelva por inspiración", suele decir. A veces, tiene que defenderse de quienes le reprochan que haga trabajar en la marca a creadores como Ariel Ortega, como si apostara con ello a un fútbol timorato y amarrete. "No es así. Yo soy obsesivo del ataque. Si miro videos es para atacar, no para defender. Mi fútbol, en defensa, es muy simple: corremos todos. Sé que es más fácil defender que crear. Correr, por ejemplo, es una decisión de la voluntad, crear necesita el indispensable requisito del talento", aclara.



CEREBRO FRÍO, SANGRE CALIENTE



A la camioneta prestada la equipó con un televisor con videocasetera: cuando viaja a Rosario va mirando partidos mientras su asistente maneja. "Es la única persona que conozco", cuenta su hermano Rafael, "que tiene por costumbre ver dos partidos al mismo tiempo. Tiene un ojo en cada uno, y de pronto para una grabación, retrocede y te comenta algo que vio".



Bielsa es incapaz de ver un partido de fútbol sólo por diversión: su espíritu analítico lo lleva a juzgar las acciones todo el tiempo. Llegó a ver 32 videos distintos del equipo italiano Milan para refutarle una afirmación de café a su amigo Jorge Valdano. En su oficina de Ezeiza, donde practica la selección, colgó una leyenda que es un llamado a la heroicidad: "Lo posible ya está hecho. Lo imposible lo estamos haciendo. Para los milagros necesitamos tiempo".



Cuando Vélez salió campeón parecía lamentarse amargamente de su destino. En realidad, pagaba el precio de su actitud distante y reconcentrada. "No desperté el cariño de la gente. Me lamento por eso, porque uno trabaja para captar la adhesión popular", dijo. Aquella vez, con el pitazo final y la locura desatada en las tribunas, Bielsa se levantó del banco con el ceño fruncido y lejos de la euforia que mostró el 91 cuando coronó a Newell s se fue de la cancha mirando el césped. El túnel se lo tragó, como si estuviera castigado. Por dentro estaba feliz, claro, pero un pudor irrefrenable le impidió quedarse: "Festejar con el público me parece que es un derecho exclusivo de los jugadores".



Pese al bajo perfil mediático odia las fotos, no quiere hablar de sí mismo, ha forjado una cadena de adhesiones con familia y amigos que lo protegen , trascendieron algunos encontronazos célebres, lo que demuestra que, a veces, la caliente sangre de la pasión desborda y entonces Bielsa muestra el lado de la furia. Con José Luis Calderón casi se van a las manos en el aeropuerto de Asunción, delante de todo el mundo: un escándalo, el único con la selección. Bielsa cree en los códigos (todo se arregla en casa), pero aquella vez Calderón, ofuscado porque no lo hizo jugar, lo descalificó públicamente.



Si se fue del América, el club más popular de México, fue en gran parte por los caprichos de la estrella del equipo, Luis Roberto Alvez, "Zague", a quien no pudo domar y le puso el resto del plantel en contra. Pero en la capital azteca todavía se recuerda a Bielsa porque cuando dirigió al Atlas, aunque no consiguió ningún campeonato, promocionó a muchos jóvenes que hoy son figuras. Su mal humor aparece también en los partidos. Cierta vez, en Paraguay, fue expulsado del banco porque no paraba de insultar al árbitro en un partido contra los colombianos. Bielsa siguió el juego desde un palco VIP y se consiguió un handy para darle instrucciones todo el tiempo a Claudio Vivas, su ayudante de campo, que las transmitía a los jugadores.



Pero lo que no tolera es la indisciplina. El quiebre de su romance con el plantel de Newell s, que le hizo cumplir uno de los sueños de su vida, ocurrió cuando, el día del casamiento de Darío Franco, un integrante del equipo, Bielsa dio permiso a todos para asistir a la ceremonia religiosa, pero no a la fiesta. Sin embargo, varios de ellos se quedaron de cachengue y volvieron a las cinco de la mañana. Bielsa no los sancionó, pero comprendió que algo se había roto para siempre.



DE TRAJE JAMÁS



Si no fuera porque come con voracidad, picoteando aquí y allá, robando en platos ajenos su peso le preocupa tanto que sale a correr no bien termina de entrenar a los jugadores que dirige , se podría decir que es un asceta: no fuma ni bebe alcohol y ha consagrado una vida al perfeccionamiento. Es un curioso empedernido, con algo de niño tras la máscara guerrera de su rostro: consume chupetines con obsesión y la ropa es lo que menos le importa en la vida.



Siempre con el pelo negro y revuelto, en jogging o campera rompeviento si está fresco, y zapatillas blancas: en su vestuario personal no hay lugar para un traje. Es más, la única vez que usó traje en una cancha, la selección perdió con el Español de Barcelona 2-0. Caballero irredento, no volverá a usarlo jamás. Anda todo el día con una libreta y una lapicera. En las hojas dibuja canchitas de fútbol diminutas y convierte en símbolos todo lo que ve de un partido o del desempeño de un jugador: parece un entrenador de básquet más que uno de fútbol.



¿Le hubiera gustado ser como Roberto Perfumo, su ídolo de chico? Este hombre de aspecto grave aunque, increíblemente, en el seno familiar dicen que es muy divertido tiene rasgos de sensibilidad que lo llevan a mimetizarse sin problemas con la gente común: un simple problema vecinal lo moviliza y pagó de su bolsillo la cirugía en la vista de una empleada de la casa. Cuando Martín Palermo erró tres penales en un partido, en 1999, Bielsa estaba derrumbado en el hotel. Lo llamó Menem y lo consoló. Después diría: "Un hombre que llama en momentos así tiene algo valioso. Cuando deje de ser Presidente voy a cultivar su amistad".



Consume poca literatura y ve mucho cine en su casa. Cuando la película termina, inmediatamente se olvida de la trama: su hermano cree que hasta en esos momentos piensa en el fútbol.



De chico estudió guitarra. Amante del tango Susana Rinaldi, Julio Sosa, Goyeneche , respira ese aire melancólico y antiguo de Rosario, pasa sus vacaciones en un campo de Alcorta, a una hora de viaje, con el celular apagado. En el refugio familiar, junto a sus hijas, a las que adora. Pensando, tal vez, en cómo dotar de estímulos nuevos a su pasión, la que construyó como un ingeniero, a lo largo de su vida, hasta crear un mundo redondo, como una pelota de fútbol.



Este artículo fue publicado en la revista "Viva" en enero de 2001, por Mario Makic.

lunes, 27 de octubre de 2008

Personaje del año: Marcelo Bielsa

Diario La Segunda
24 de julio, 2008



Las obsesiones, rarezas y secretas historias del "Loco" Bielsa



Dicen que es el entrenador que el mundo nos envida.


Porque hizo alcanzar a la Selección argentina su primer y único oro olímpico, porque ha esatdo tres veces en el podio de honor de los mejores seleccionadores mundiales en esta década y porque cuando no lleva ni un año en nuestro país ya tiene a todos convencidos de que efectivamente está provocando un cambio en las estructuras futbolísitcas chilenas.


Pese a toda su trayectoria, es muy poco lo que se sabe de él. Básicamente, que protege su vida privada (y también pública) a ultranza, que es bastante "gruñon", que está viviendo solo en Juan Pinto Durán mientras su familia permanece en Argentina y que engordó porque disfruta demasiado de la comida y de las galletas chilenas.


Para conocerlo un poco más, La Segunda viajó hasta su ciudad natal de Rosario, también al campo donde periódicamente descansa, al peculiar centro de salud donde en varias ocasiones ha intentado quitarse los kilos de más y conversó con quienes han sido sus amigos de años, los cuales revelaron aspectos hasta ahora desconocidos del argentino.


En Chile escudriñamos en su círculo de hierro. Aquellos que por las noches o incluso de madrugadas lo han visto salir a caminar por las canchas, felíz examinando el pasto. El mismo pasto que divide y subdivide con marcas, para demostrarles a sus pupilos por dónde deben correr. Es que Bielsa no conoce la palabra improvisación. Todo lo planifica, no se le escapa un detalle, todo le gusta perfecto. Está convencido de que lo que hace es lo correcto en el fútbol.


O se está con él, o contra él.





El "niño Marcelo"



Las singularidades de Bielsa no son nuevas. En su infancia nada hacía suponer que terminaría destacando en el fútbol. Su abuelo fue un jurista que escribió textos de Derecho administrativo estudiados hasta hoy en Argentina y su padre destacó en la misma profesión. También es abogado su hermano Rafael (ex canciller argentino) y su hermana, María Eugenia, arquitecta, se dedicó a la política.


En Rosario, La Segunda conversó con Eduardo Bermúdez, quien era el director técnico de las divisiones inferiores de Newell's Old Boys cuando conoció a Bielsa, quien aspiraba a llegar alto como jugador. "De una familia con plata, recuerdo que cuando lo iban a buscar a la casa el servicio lo llamaba 'niño Marcelo, lo vienen a buscar'. Era un chico muy inteligente, siempre con esas expresiones raras de genito".

Con algunos triunfos en el hombro, a los 25 años (1980) Bielsa decidió retirarse del fútbol, porque era lento y sabía que no brillaría al máximo. Estudió en Buenos Aires para ser preparador físico -recuerda Bermúdez- y a su regreso a Rosario se obstinó con ser DT del club de sus amores. "Me tenía loco. Me decía, Eduaro, ¿cuándo me va a traer a Newell's, cuándo?".



Jorge Griffa, el hoy mítico cazatalentos futbolísticos argentino, le entregó finalmente las divisiones inferiores. "Armó un equipo, donde estaba Gabriel Batistuta entre otros, y los volvió locos a todos. Trabajaba desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la noche. Luego Griffa lo mandó a buscar jugadores por todo el país, se consiguió un Fiat 600 y lo hizo".



Después, cuando se dio la oportunidad, nuevamente luchó con todo su ímpetu por ocupar el puesto de DT de primera división. Y lo logró, a principios de los 90. Bermúdez recuerda: "Acá en Newell's hablar de Bielsa es como hablar de Jesucristo, ganó cosas importantísimas. Cambió la historia del club, le dio un trabajo táctico, disciplinario, dos mil ideas por día".



Tuvo una pensión y un quiosco


Carlos Altieri, actualmente dedicado al negocio inmobiliario en Rosario, fue amigo de Bielsa durante décadas. Ya no, por razones que prefiere no detallar. Igual atesora muchos recuerdo. Como que "en Rosario tuvo una pensión hasta 1986, de esas donde llega gente como vendedores viajeros. También fue dueño de un quiosco de revistas el cual vendió a principios de esta década".


Agrega que en su juventud a Marcelo le gustaba fumar, "y como es un obsesivo, fumaba 2 0 3 cajetillas por día. Yo lo acompañé a Buenos Aires, cuando se hizo un tratamiento. Y no fumó nunca más".


Recalca que no es que la fama lo haya vuelto al ser introvertido y atípico que es hoy. "Siempre ha sido un tipo muy para adentro, de muy pocos amigos, totalmente distinto al común de la gente. Es sumamente inteligente, no sólo en el fútbol. A lo que se hubiera dedicado habría sido el número uno, porque tiene una extraordinaria capacidad de análisis y de proyectar. Cuando partió dirigiendo ya era un estudioso del fútbol, cualquiera que supiera del tema se daba cuenta de que era un adelnatado. Si hace 25 años, cuanmdo aquí no había videos, el pedía que le mandaran los del fútbol europeo".



"Y es íntegro a carta cabal", recalca, como todos los que conocen a Bielsa. "Honesto, insobornable", son otros adjetivos que se repiten.


- ¿Por qué cree que dejó la Selección argentina?

- El no es de quedarse después de que triunfa, porque una vez logrado el objetivo es muy difícil volver a repetirlo. Y es una decisión inteligente, porque de esa forma siempre tiene las puertas abiertas. Y jamás un jugador habló mal de él, aún perdiendo. Es una muy buena persona, nunca te va a traicionar. Es un tipo distinto, que habla de frente. Ahora, para mi gusto es demasiado frontal. Es capaz de decirte cualquier cosa, por más hiriente que sea.


También es explosivo.


Bermúdez relató a La Segunda que "un día un jugador estaba en entrenamiento, el ayudante de campo lo sacó y el hombre tiró la camiseta. Marcelo lo llevó a utilería, cerró la puerta con llave, y le dijo: con el desplante que hiciste en la cancha, por qué no nos agarramos a trompadas. Así guapeó al pibe. Marcelo es un loco.




Puede Llamar a un Dirigente de Madrugada

Bermúdez tampoco es ahora cercano de Bielsa. "Él decía que yo era empresario (manejaba jugadores) y no quería tener relaciones con empresarios" No sé qué le pasó. El tiene su personalidad, su forma de vida, yo la mía. Lo respeto, pero como todo tipo distinto en su actividad, es muy jodido. Los dirigentes tienen que aguantarlo, porque puede llamarlos a las 2 o las 4 de la mañana. Recuerdo que para el Mundial del '94 estaba en el Atlas de México y mandó a Estados Unidos a 24 personas, una por cada equipo en competencia, para que le entregaran una carpeta con informes técnicos".

Sus enemigos están fuera de la cancha: el peor hoy en Argentina es quien lo contrató, el zar del fútbol sudamericano, actual vicepresidente de la FIFA y presidente de AFA, Julio Grondona. Están peleados a muerte, irreconciliables.

En Rosario, está peleado con la gente de Newell's, su ex club, cuyo estadio prometió no volver a pisar. Y ha cumplido.

De hecho, Bermúdez no le perdona que Bielsa no viajara a Rosario cuando hace poco hicieron un homenaje nacional a Jorge Griffa. "Es su ídolo, alguien a quien reconoce y respeta, pero me dijo que él no está para esas cosas. Y estaba todo Rosario esperándolo. Si nunca se le ve. Un día un amigo fue a visitarlo a Maximo Paz y Marcelo le dijo que en la plaza habría un auto, que lo siguiera. Así lo hizo y a las cuatro cuadras el vehículo paró y se bajó Bielsa. Para mí tiene un daño psicológico, o está obsesionado con esto y se ha enfermado. Pero es como Maradona, Dalí, todos genios. Y es respetado por todos. Mauricio Macri, de Boca Juniors, lo llamó 20 veces porque quería tenerlo, pero no lo atiende".

Departamento a orillas del río Paraná

Desde que aceptó venirse a Chile ha viajado con cierta frecuencia a su natal Rosario. Allá está su esposa Laura Bracalenti y dos hijas adolescentes. Su mujer es una destacada arquitecto (conoció al DT siendo compañera de universidad de María Eugenia Bielsa), quien tiene varias publicaciones en internet sobre urbanismo, hechas en el marco de su trabajo en la Universidad de Rosario.

El hogar de los Bielsa-Bracalenti está en el piso 17 de un exclusivo edificio ubicado en uno de los mejores sectores de la ciudad, justo frente al río Paraná .

Claro que ni siquiera cuando vivía en Argentina era seguro encontrarlo allí. Muchas veces se va al campo de su suegro (a 80 kilómetros de Rosario) solo. Y cuando hizo una especie de retiro tras abandonar la Selección argentina, arrendó una casa en un pueblo a 200 kilómetros de si ciudad natal, mientras la familia permanecía en Rosario. "La señora viví acá, porque las hijas van al colegio", recuerdan cercanos.

En Chile, Bielsa no ha variado su costumbre de hacer muy poca vida social. Para estar más cerca del trabajo se instaló en un remodelado Juan Pinto Durán, y no es amigo de salir a visitas sociales. Hace poco anduvo haciendo algunas compras por el Parque Arauco. Todo el mundo lo miraba, pero nadie se le acercó, ni para tomarse una foto, ni para pedirle un autógrafo.

Pocas veces se le ha visto sonreír. Cuando Chile gana y convierte un gol, se toma un sorbo de agua mineral, mientras en su entorno saltan y se abrazan.

Tampoco usa otra vestimenta que no sea deportiva. De hecho él mismo contó como anécdota que se vio "obligado" a colocarse una chaqueta el año pasado para la graduación de una de sus hijas.

Es amante del buen cine y el teatro. Su momento más distendido, según quienes lo conocen, es la sobremesa. Esa es la instancia en que se relaja y cuenta anécdotas de su vida en el fútbol tan buenas que llega a sacar carcajadas entre sus acompañantes. Por el contrario, sus momentos más difíciles son los partidos de La Roja. Ahí su grado de estrés es máximo. Su agotamiento después de cada encuentro es tal, que después de algunos encuentros ha terminado sobre una camilla por más de 15 minutos, como ocurrió en Venezuela.

Todos esperan que sea uno de los entrenadores más trascendentes que hayan pasado por el fútbol chileno. Por de pronto, con un 53, 85% de rendimiento en trece partidos, ocupa el tercer lugar entre los técnicos de La Roja más exitosos de la historia.



El Chile que vuelve "loco" a Marcelo Bielsa

Diario La Tercera
20 de octubre, 2008


Catorce meses lleva Marcelo Bielsa en Chile. Todo ese tiempo, viviendo en Juan Pinto Durán. Solo. Su familia, en Rosario; de amigos, poco y nada, aunque muy fieles. El hombre y su trabajo. Los videos de jugadas se repiten una y otra vez en su oficina, que está estratégicamente conectada a su pieza. Fútbol y más fútbol.


Lentamente el rosarino ha abierto su tradicional e impenetrable coraza a un país que lo ha acogido como un verdadero “ídolo”. Hoy ya se da “licencias” como celebrar los triunfos de la “Roja”, en la intimidad del camarín, pero lo hace palpable. El rosarino trabajó en eso y se encargó de conocer el país donde trabaja. Un Bielsa chilenizado, que pensó en la fórmula para conocer la idiosincrasia de los chilenos, de sus gustos, formas de hablar, de su historia …


Libros, programas y series


El DT ha sabido instruirse y conocer la actualidad nacional, viendo programas de reportajes de televisión local. Cuenta con varios libros de historia chilena y se compró la colección de DVD “Las Maravillas de Chile” que editó La Tercera.


A fines del mes pasado. Bielsa sorprendió con un llamado telefónico a la gerencia de comunicaciones de TVN. Quería que le entregaran la serie completa de “Grandes Chilenos”, un programa que incluyó biografías de Violeta Parra, Manuel Rodríguez, Arturo Prat, Alberto Hurtado, José Miguel Carrera, Pablo Neruda, Lautaro, Víctor Jara y Gabriela Mistral. En el canal público asintieron rápidamente y al día siguiente ya estaba en el escritorio del argentino el pack de regalo.


El cine y sus viajes


Si bien nadie sabe cuál es el género que más le atrae, Bielsa es un cinéfilo en potencia. Y en su objetivo de saber más de Chile, se encontró con la película Fiesta Patria. Y le encantó. De hecho, se citó con el director de la película que protagoniza Adela Secall, Luis Vera.


Fanático de Santiago Wanderers, Vera se hizo cercano al DT y lo invitó en un par de oportunidades a Valparaíso, ciudad que aprovechó de conocer para degustar mariscos.


Al margen de los viajes que hizo a Valparaíso y que por compromisos de la ANFP ha ido a Punta Arenas y Calama, el estratega evita salir de Juan Pinto Durán. Pero sus ganas de ver cine pueden más, por lo que ha ido en contadas ocasiones a la sala Hoyts, en la comuna de la Reina.


A la mesa


La feria de Juan Pinto Durán, que se instala los jueves y domingo en avenida Las Torres, no acostumbra tener entre sus clientes a rostros conocidos, salvo a Bielsa. De vez en cuando irrumpe sus caminatas en las instalaciones de la ANFP, atraviesa la calle y, personalmente, encuentra los vegetales y las frutas. No hay problemas al momento de sacarse una foto con los locatarios y con los vecinos.


Gusta también de la comida criolla, aunque no tiene preferencias mayores. Cazuela, carbonada y empanadas, lo que venga está bien para él. En los asados organizados por su ayudante José Daniel Morón aprovecha de comer carne, acompañado de una cerveza, pese a que toma muy poco alcohol. Su debilidad, en todo caso, siguen siendo los pasteles.

domingo, 26 de octubre de 2008

Bielsa, profeta en su tierra

Diario El Mercurio
26 de octubre, 2008


Desde Rosario, Argentina"¿Preguntás si pocos o todos conocen al 'Loco' Bielsa aquí en Rosario? Chicos, ¿quién es Marcelo Alberto Bielsa?", interroga Javier (18) a sus hermanos de ocho y seis ańos ante una consulta que francamente le parece torpe. "Es el técnico de Chile, fue técnico de Argentina, es fanático de Newell's Old Boys y es ex alumno del Colegio Sagrado Corazón", enumeran a coro los niños.
En esta ciudad de poco más de un millón de habitantes, para los taxistas, dependientes de almacén, recepcionistas de hotel, cajeros de banco, garzones y oficinistas, los Bielsa son parte del inventario.
Nieto de un destacado constitucionalista, hijo de otro reconocido abogado santafesino; hermano de María Eugenia, arquitecta, ex vicegobernadora y actual concejal de Rosario, y de Rafael, ex canciller de Néstor Kirchner, ex diputado y candidato perdedor en la última elección de gobernadores en 2007, con su carrera de técnico de fútbol, Marcelo Bielsa consiguió aún más fama y gloria que la suma de todos los galardones políticos y jurídicos de su familia.
Llevó el mundial a su colegio
Cuando Javier tenía doce ańos y cursaba el 6º grado, en 2002, fue el ańo en que más se habló del "Loco" en Rosario. "Había llevado al mundial de Corea-Japón a Argentina y nuestro colegio, el Sagrado Corazón, se preparó con todo. Instalaron pantalla gigante en el patio para ver el partido contra Inglaterra. Todos, desde el jardín de infantes hasta la secundaria, vinimos a verlo. Ese año, además, los profesores no paraban de hablar de él. Que cuando era un chico se sentaba en tal lado, que no paraba de hablar de fútbol, que era muy inteligente, pero muy tímido".
Todas las expectativas estaban en ese partido contra sus rivales eternos desde la guerra de las Malvinas y su colegio paralizó todas las actividades académicas para ser protagonistas de su gran triunfo. Ese mismo año, Bielsa había asistido como estrella al Sagrado Corazón para dar la primera y última charla pública a sus alumnos. Regaló una camiseta de la selección autografiada por todos los jugadores de la selección, que hoy se luce como trofeo en la dirección, y habló de esfuerzo, perseverancia, de creer en uno mismo. "Nosotros creíamos en él también. Hasta ese momento había ganado todo. No existía otra posibilidad que derrotar a Inglaterra. Pero David Beckham nos aguó la fiesta", cuenta Javier. Días después, la selección argentina volvía derrotada al país, tras ser eliminada en primera ronda del mundial 2002.
Bielsa no volvería a ser el mismo.
En su refugio, junto a su padre
El "Loco", que ya se había ganado la animadversión de la prensa bonaerense y extranjera -"ESPN, Fox y los diarios más importantes de la capital no le perdonaban que no les diera exclusivas y que hiciera conferencias de prensa para todos por igual", cuenta Alejandro Cachari, editor de Deportes del diario La Capital, de Rosario-, con su derrota les dio lo que necesitaban para terminar de apabullarlo. Tan duro lo golpearon que dejó el fútbol y de la timidez pasó al ostracismo.
Se cambió de casa en Rosario varias veces, hasta que consiguió un departamento en la calle Wheelwright, frente a la renovada costanera y con vista al río Paraná. Pero el campo de sus suegros -ubicado entre los pueblos de Máximo Paz y Alcorta, 80 kilómetros al sur- se convirtió en su principal refugio. Esta semana, después del triunfo de Chile ante Argentina, la finca volvió a ser su principal sede. Una sede inexpugnable, por cierto.
Rodeado de campos plantados de soja, maíz y trigo, el fundo de la familia de su esposa, Laura Brancalenti, se reconoce por su entrada con una monumental alameda de 500 metros de largo, al final de la cual, y en medio de un tupido bosque, casi no se divisa la casona patronal. Hasta aquí llegó en estos días en compańía de su padre, Rafael Bielsa, para disfrutar de su piscina, gimnasio, asaderas y su infaltable plasma donde ve una y otra vez partidos de fútbol.
Las preguntas que lo aislaron y la obra de Navidad por encargo
"Antes del mundial, siempre venía al pueblo -cuenta Aldo, un hombre mayor que parece conocer todos los secretos de Máximo Paz, de no más de 3.800 habitantes y que queda a ocho kilómetros del fundo-. Compraba el diario en la Casa López y se sentaba en las bancas de piedra de la plaza a leerlo. Saludaba a quien se le cruzara y casi todos sabíamos que no había que hablarle de fútbol. Pero un día, el hijo de la seńora del negocio le preguntó por qué le había ido tan mal en el mundial. Lo mismo le pasó con el hijo de la seńora que le hacía las pastas. Se enojó y no volvió más. La derrota del mundial lo calló para siempre. Y ahora poco y nada se le ve por acá".
Antes del mundial de 2002, Bielsa parecía otro hombre. Marcelo Troieli, el encargado de la estación de servicio ubicada justo antes del ingreso al pueblo, cuenta una anécdota que muestra el lado humano del "Loco". "Mi principal vocación es el teatro. Escribo obras y hago clases. Cuando Bielsa venía para acá se daba un tiempo para charlar. A fines de 2001 me pidió que escribiera una obra basada en la Navidad, porque quería representarla junto con su esposa e hijas al resto de la familia. Se la hice y él me lo agradeció. No quise aceptar el pago. Era un honor para mí escribir para Bielsa. Pero esos fueron los últimos días en que lo vi feliz. Después se encerró. Ahora manda a sus muchachos por nafta o por comida. No lo he visto más de tres veces en los últimos dos años".
Ni por nada perder la amistad del "Loco"
Sólo tres personas son las privilegiadas en Máximo Paz que aún pueden ver a Bielsa. El escribano del pueblo, Alfredo Palena; Vito, un sencillo electricista sesentón que es regalón del técnico, y Coco, un vecino dueńo de un pedacito de tierra, al que Bielsa le cuida los animales cuando aquél viaja fuera y a quien le regala buzos de fútbol de cuando en cuando.
Don Alfredo, el escribano de largos 82 años, cuenta que se hizo amigo del técnico gracias a su hijo. "Ariel estudió Educación Física junto con Bielsa en el instituto terciario General San Martín de Rosario. Después, cuando Marcelo llegó a ser técnico, se lo llevó a trabajar con él, primero en Newell's y luego en el Guadalajara de México. No sé qué contactos tenía Bielsa en Chile, pero también consiguió que Ariel trabajara como preparador físico en Colo Colo en la era de Jaime Pizarro y Marcelo Espina. Estuvo cuatro ańos allá y luego uno más en Everton". El escribano también fue de los pocos invitados del pueblo, hace ya casi 20 ańos, al matrimonio de Bielsa: "Lo festejó en el campo de su suegro. La fiesta empezó a las 10 y media de la mańana y terminó cerca del anochecer. Hubo asado campero, con ensaladas y empanadas, como le gusta a él. Es bueno para comer y no lo disimula". Pero ahora hace meses que no lo ve. "Cuando él quiere que vaya para su casa, me llama. Pero, en realidad, estuve muy enfermo y distanciamos nuestras visitas".
A Vito, el dependiente de la Empresa Provincial de Electricidad, en cambio, lo ve siempre. "Cada vez que viene Bielsa, llama a Vito para invitarlo a un asado o a un mate. Ayer mismo fue a tomar mate a su casa -cuenta un mecánico amigo-. Se conocen desde hace 10 ańos, cuando fue a hacerle unas instalaciones eléctricas a la casa. Lo quiere mucho, porque es el único que habla a las puteadas con él y le dice: 'A usted no le gusta que le hablen de fútbol, pues a mí no me hable de electricidad'. ¿Y quiere saber algo? Esta vez Bielsa rompió su cábala y habló de fútbol. Le dijo que estaba contento en Chile, porque le va bien y porque sus chicos responden".
Y el Vito, que está ahí mismo, trabajando unos metros más allá, mira para otro lado y prefiere el silencio a perder la amistad del "Loco" por culpa de una entrevista.
"Hubo quienes festejaron el gol de Chile"
Si en Máximo Paz están sus amigos incondicionales, en Rosario están sus hinchas más fervorosos. "Para los más jóvenes que no lo alcanzaron a ver de técnico en Newell's, Marcelo es el Che Guevara del fútbol. Hablar de Bielsa es hablar de un mito viviente", asegura Gustavo Gutiérrez.
Apasionado por Bielsa, cuando éste dejó el plantel en 1992, tras ganar el campeonato argentino y el subcampeonato de la Libertadores, Gustavo, entonces de 26 años, mandó a hacer dos banderas gigantes con el rostro del "Loco" y la leyenda: "Bielsa, sos Rosario".
Y él, que iba únicamente a los partidos en que Newell's jugaba de local o en Buenos Aires, decidió hacerle un homenaje a su ídolo y partió durante dos años a seguir a su equipo todos los fines de semana, aunque fuera en Jujuy, a 1.600 kilómetros de distancia, con la sola intención de mostrar sus banderas. Bielsa, agradecido, un día lo recibió y le autografió una de ellas.
Los homenajes no se detuvieron. Hicieron otro cartel gigante que colgaron por algunos minutos en el gigantesco Monumento a la Bandera de Rosario, erigido al borde del río Paraná, en el mismo lugar donde hace 200 ańos se izó por primera vez en la Argentina la bandera de la reciente nación independiente.
Luego vino un cómic dibujado por otro de sus fervientes admiradores y que recordaba la larga historia que une a Bielsa con su club. Y la colección de revistas "El Gráfico" que destinaron portadas a la figura del "Loco".
A pesar de la idolatría de estos hinchas, el nombre de Bielsa no se puede mencionar en el club. Peleado a muerte con la dirigencia que asumió en 1994, el técnico prometió no volver al estadio hasta que Eduardo López abandone la presidencia. En el estadio figuran todas las copas del club y los rostros que lo han hecho famoso, pero el del "Loco" no se ve por ningún lado. "En 2003 -cuenta Gustavo-, para el centenario del club, los hinchas tuvimos que elegir al mejor jugador de la historia en cada uno de los puestos. Y a pesar de que lo exigimos, se nos prohibió elegir al mejor DT".
El ganador hubiera sido Bielsa, por supuesto.
"Desde Chile, Bielsa les está dando un ejemplo. Yo conozco gente que festejó el gol de Chile ante Argentina -dice Federico Steiger, otro fantático-, porque representa los valores que todos quisiéramos ver en Newell's y en la selección argentina: trabajo, disciplina, cohesión, equipo. Y también porque, aunque a muchos no les guste, Bielsa no sólo es profeta afuera, sino también en su tierra".
Rodeado de campos plantados de soja, maíz y trigo, el fundo de la familia de su esposa, Laura Brancalenti, se reconoce por su entrada con una monumental alameda de 500 metros de largo, al final de la cual, y en medio de un tupido bosque, casi no se divisa la casona patronal. Hasta aquí llegó en estos días en compañía de su padre, Rafael Bielsa.
Apasionado por Bielsa, cuando éste dejó el plantel en 1992, Gustavo, entonces un chico de 26 años, mandó a hacer dos banderas gigantes con el rostro del "Loco" y la leyenda: "Bielsa, sos Rosario".

jueves, 23 de octubre de 2008

Todas las caras de Marcelo Bielsa

El Mercurio
20 de octubre, 2008


EL MAESTRO


Jorge Griffa: "Siempre que veo a Marcelo, lo reto"


"Marcelo tenía 17 años cuando yo volví a Newell's. Me llamó la atención su temperamento. Recuerdo que me dijo: ¿Usted es Griffa? ¿Cómo? Estuvo 13 años en Europa y vuelve a este club. ¿Está loco? Y se fue (...) Desde siempre mostró su deseo ferviente de ser entrenador, estudió preparación física, pero tenía la vocación de DT. Lo considero mi discípulo, un alumno aventajado, junto con (Jorge) Valdano, (Américo) Gallego y (Gerardo) Martino", explica Jorge Bernardo Griffa, uno de los formadores que gozan de más prestigio en el fútbol mundial.


El actual director de las fuerzas básicas de Necaxa trabajó por más de dos décadas en Ñuls, donde marcó a fuego a Bielsa. "Le tomé carińo, porque era un chico bueno. Hace poco estuve con él en Chile, y me comprometí que en algún momento vamos a recorrer todos los clubes chilenos para dar charlas", dice desde Aguascalientes.


Monitoreado por Griffa, Bielsa logró los títulos 90-91 y 92 al mando de Newell's, y sólo con jugadores de la cantera rosarina.


"Siempre que lo veo, lo reto. Él se ríe. Le recalco que no se aparte del camino: en esto del fútbol sólo vale el esfuerzo superior, el éxito no cae del cielo, hay que ayudarlo, por eso Marcelo es así. Le inculqué la idea del esfuerzo extra para llegar al objetivo, de lo contrario se cae en la improvisación, esas cosas me parecen que lo marcaron", detalla Griffa.



LAZOS ETERNOS


Familia e hinchas atados a su destino


"La mía es una familia de profesionales, y sin embargo jamás se opusieron a mis vocaciones. Quise ser jugador de fútbol, y lo fui (...) Finalmente trabajo como director técnico, sin que nadie me mire con mala cara. Y digo esto más allá de que mi padre jamás haya pisado una cancha para verme jugar o dirigir; no es que no le gusta el camino que yo elegí, sino que no le interesa la actividad que a mí me apasiona". El relato pertenece a Marcelo Bielsa, y descansa en los foros partidarios del club rosarino.


Nieto e hijo de prestigiosos juristas, y hermano de Rafael y María Eugenia, el núcleo de Bielsa es cerrado. "Discúlpeme, pero no hablo de mi hermano en público", manifestó la arquitecta y concejala por Rosario a "El Mercurio".


La devoción que genera el DT en la afición de Ñuls es inconmensurable. "El triunfo de Chile sobre Argentina fue su reivindicación frente a la AFA", dice Ignacio Armida, vocero de la "Filial Neuquén Marcelo Bielsa", grupo que acoge a 180 personas... a 1.300 kilómetros de Rosario.


Otra: los fieles de Ñuls festejan cada 21 de julio el "Día del amigo 'Leproso' ". Ese día es el cumpleaños de Bielsa.



LOS PRINCIPIOS


Un estilo de convicciones firmes y "sin pulgas"


El estilo Bielsa genera muchas caricaturas. Claudio Vivas, ex asistente técnico del rosarino, recorre desde lo más general hasta los detalles del producto bielsista.


"La escuela de Marcelo en lo moral y humano no tiene reproches. No tiene 'pulgas', como decimos los argentinos, porque en el medio del fútbol se encuentra cada cosa. Bielsa es honesto a full", asegura Vivas, actual director deportivo de Atlas.


El ex arquero no se sorprende de los avances que presenta la Roja bajo el nuevo mando. "Cuando Chile comenzó las eliminatorias en Buenos Aires hace un año lo dije: 'En una rueda más Chile le dará un susto a Argentina'. Tal cual, ahora la pasó por arriba. Marcelo prepara a sus equipos en la faceta ofensiva y defensiva, siempre de acuerdo al rival, y a partir de esos antecedentes trabaja en el crecimiento de sus jugadores. Intuye lo que va a pasar en un partido".


Para Vivas, el intelecto de Bielsa es superior. "Por suerte trabaja en el fútbol", admite.


Javier Torrente, ex integrante del staff de Bielsa, desmitifica la locura del DT por el video. "Muchos creen que él ve el fútbol a través de la computadora y hasta hace dos ańos ni la manejaba. A los jugadores les pasa videos de 7 minutos como máximo, donde le muestra lo que hace bien y mal. Es una forma de optimizar el trabajo. Marcelo es el único seleccionador que no se queja del poco tiempo de trabajo, prepara un equipo en tres días y los hace rendir", apunta.



VÍNCULO CON EL JUGADOR


"Hay técnicos con carácter de genio, y Bielsa es uno"


"Mi historia con Marcelo comienza en mi pueblo (Murphy). Yo tenía 13 años, y me fue a buscar a la 1:00 de la mañana a mi casa. Yo dormía, habló con mis viejos y los convenció para llevarme a Newell's". Su propio testimonio le genera carcajadas a Mauricio Pochettino, zaguero que acompañó a Bielsa en Ñuls, Espanyol y el once argentino.


Según el trasandino, el método de Bielsa era el mismo en 1990 y luego en el Mundial 2002. "Está más sereno, equilibrado, pero su idea es la misma. Tiene un poder de convencimiento increíble, y eso el jugador lo siente. Creo que hay técnicos con carácter de genio, y Bielsa es uno de ellos".


Pochettino recuerda que a principios de los '90, Bielsa se fijaba mucho en los movimientos que patentó el Barcelona de Johan Cruyff, "pero también en el AC Milan de Arrigo Sacchi. A este último yo lo veo más cercano, pero jamás copió, todo tiene su sello. Se habla mucho de su volumen de información, pero eso es algo generalizado hoy en día. La ventaja de Marcelo es que sabe discernir qué le sirve y lo que no", destaca desde Barcelona.


"Marcelo logra el cariño desde la lejanía, no necesita estar frotando la espalda de los jugadores para ganar su afecto. Tampoco cree en el debate con sus dirigidos, él simplemente impone su idea, porque está convencido. En la generación del Mundial 2002 inculcó una forma amateur de vivir el fútbol", aporta el ex meta de la albiceleste Germán Burgos.



CONTRA LOS MEDIOS


"El quiebre con la prensa fue en la selección"


"El quiebre con la prensa fue una vez que llegó a la selección argentina, porque hasta ahí Bielsa daba notas exclusivas y era capaz de charlar informalmente con algunos periodistas. Incluso cuando llegó a Espanyol asistió a algunas redacciones de periódicos. Cuando asume la selección, él hace la siguiente reflexión: como será imposible atenderlos a todos, y no quiero hacer diferencias, sólo hablaré en conferencia de prensa. Dijo textual: para mí es lo mismo TyC Sports y una radio de Salta", ilustra el periodista Ariel Senosiain, autor del libro "Lo Suficientemente Loco", una biografía del actual seleccionador chileno.


Según Senosiain, Bielsa tenía debilidad por varios periodistas, entre ellos Adrián Paenza y Víctor Hugo Morales.


"Sus notas eran ricas en conceptos. Recuerdo una que le dio a la revista El Gráfico en 1991. Se la hizo Alfredo Alegre, y en ese entonces Bielsa explicaba que quería que sus jugadores se argentinizaran para gambetear y se europeizaran para desmarcarse; era notable", apunta.


La devoción de Bielsa por los medios escritos se reflejó en el kiosco que instaló alguna vez en Rosario. También ordenaba a sus jugadores recortar las notas aparecidas sobre los rivales.


"Sé que leyó el libro, pero no sé qué opinará", finaliza Senosiain.

sábado, 18 de octubre de 2008

Todos alaban a Bielsa

Diario El Mercurio
18 de octubre, 2008


"Es justo darle mucho mérito a Marcelo Bielsa, pues planificó muy bien el partido y se reflejó en un dominio de principio a fin" [Iván Zamorano]



"[...]con Marcelo Bielsa, Chile está practicando un fútbol que nunca jugó en todos sus años de historia, porque sale a proponer el ataque, a buscar el partido y el triunfo, tanto de local como de visitante" [Néstor Gorosito]



"Bielsa demuestra que es de lo mejor de Sudamérica y se nota el sello que impone en cuanto a dinámica y agresividad" [Luis Fernando Suárez, ex DT de Ecuador]



"cuando se tiene a un técnico de la capacidad de Bielsa no puede sorprender la ubicación de Chile. Su profesionalismo es a toda prueba" [Francisco Maturana, ex DT de Colombia]



"Los jugadores argentinos y brasileños están en otro nivel, mucho más alto que la mayoría, pero Chile es una selección. Argentina se enfrentó a una selección, y contra una selección, que está perfectamente armada, las individualidades no sirven" [Carlos Bilardo]



"Con Bielsa no existe el relajo. No le importan los nombres, ni las figuritas. El que rinde, juega. Ante Argentina no puso al mejor, que era Valdivia" [Gerardo Reinoso]



"la actitud. Todos tienen una actitud distinta y me gustaría saber qué les pide Bielsa, porque me encantaría que mis equipos jugaran así. El futbolista chileno tiene las condiciones físicas y técnicas, pero algo pasó con la actitud" [Raúl Ormeño]


"Ante Argentina Chile jugó a gran nivel. Y aunque resta casi toda una rueda de partidos, la victoria deja muy bien posicionada a la selección. El trabajo de Bielsa le da una característica definida a la selección y esto lo acerca al Mundial. Ojalá prolongue su trabajo allá" [Manuel Pellegrini]

viernes, 17 de octubre de 2008

Capitán de aeronave sonroja a Bielsa

Diario La Voz
17 de octubre, 2008
El vuelo 942 de LAN, desde Santiago de Chile a Córdoba, estaba programado para las 12. Unos 15 minutos antes, una de las azafatas revisó el número de pasajes y sólo quedaba vacío el asiento correspondiente a la ubicación 1D (primera fila, pasillo). Pasaron los minutos y el pasajero que faltaba entró y, raudamente, se sentó sin siquiera levantar la cabeza, con la notoria intención de pasar inadvertido. El viajero de incógnito era Marcelo Bielsa, quien por estas horas es un héroe nacional en Chile.
Cuando el avión despegó, Bielsa ya estaba leyendo la tapa de la sección deportes del diario El Mercurio, con un título que decía “Gigantes” y la foto del festejo de sus dirigidos tras el triunfo del miércoles ante Argentina.
Pese a que no todos se habían percatado de su presencia, ni bien el avión se estabilizó y se apagó la señal que obliga a mantener ajustados los cinturones de seguridad, comenzó un desfile, que lejos estuvo de ser cargoso, para sacarse una foto o pedirle un autógrafo al entrenador. Bielsa, que sólo habla con la prensa en conferencia, accedió a todos los pedidos, pero su máximo esfuerzo fue sonreír (no es poca cosa para él) en el momento del clic.
Durante el viaje, el DT compró, por catálogo, un reloj Lacoste de 99 dólares que la azafata le entregó en mano, terminó de leer el diario y se aprestaba para un descenso tranquilo en Córdoba. En ese instante preciso, el capitán de la aeronave, con inconfundible tonada chilena, marcó presencia. “Señores pasajeros, nos aprestamos a aterrizar en la ciudad de Córdoba, donde el cielo está nublado y la temperatura es de 15 grados. Quiero agradecerles por volar con LAN, no sin antes saludar a nuestro visitante ilustre, don Marcelo Bielsa. Gracias Marcelo por haber levantado al fútbol chileno, gracias por la jerarquía que nos estás dando. Sé que la mayoría de los pasajeros de este vuelo son compatriotas suyos, argentinos, pero les pido que entiendan que se trata de un grandioso entrenador. Nuevamente, gracias”, fue el discurso que pronunció el capitán y que dio lugar a un aplauso cálido de todos.
Bielsa permaneció inmutable. No levantó la mano ni la mirada, pero desde un par de asientos tras uno pudo adivinar que se puso colorado. A las 13.20, fue el primero en bajar del avión. Como llevaba sólo lo puesto, no retiró equipaje y también evitó el paso por Aduana. En la puerta del aeropuerto lo esperaba una camioneta Toyota Hilux con la que viajó a Rosario, para buscar un descanso merecido.

No merecemos a Bielsa (desde Argentina)

Diario Jornada Mendoza
17 de octubre, 2008


Por Rodolfo Braceli

Hace un año largo escribí mi tercera columna sobre Marcelo Bielsa. Y titulé: “No merecemos a Bielsa”. Me canto y me cago en los resultados, sean ellos positivos o negativos. No escribo amparándome en el sonoro éxito deportivo de la selección chilena frente a la Argentina. Un gol más o menos no importa aquí. Importa el trabajo, la tan mentada ética. Sin ponerle ni quitarle, reanudo lo que escribí hace tiempo.



Si algo nos caracteriza, como sociedad, es el desenfrenado exitismo y derrotismo, la facilidad con caemos en la euforia y en la consecuente depresión. Hemos sido criados así. Y así nos va. De creernos ‘los mejores del mundo’ pasamos a conformarnos con ser ‘los más inexplicables del mundo’. Eso sí: siempre los más. En todo esto los medios de des-comunicación han tenido y tienen muchísimo que ver.


“Marcelo Bielsa, después de un largo silencio y retiro, asumió la dirección técnica de la selección de fútbol de Chile, que viene de años de vacas más que flacas. Lo que le espera a Bielsa es dificilísimo, cercano a lo imposible. “Qué saludable alegría que un técnico y un habitante del mundo con el calibre ético de Bielsa vuelva al fútbol. Y qué tristeza que no sea con la selección argentina.”


Escribí sobre Bielsa reiteradamente. Sobre todo cuando por perder un dichoso partido 1 a 0 con Inglaterra (después de un invicto de veinte), se quedó fuera del Mundial de 2002. Se lo crucificó. Bielsa después condujo a la selección que ganó para nuestro país ese esencial campeonato mundial que es la Olimpíada. Lo ganó sin un solo gol en contra, sin perder ni empatar un solo partido. Pero, en este paraíso resultadista esta vez se decidió ningunear esa singular hazaña. “Después de eso, el retiro y el silencio de Bielsa. Magnífico silencio si consideramos que en nuestra patria idolatrada estamos sembrados de desmemoriados, frívolos y charlatanes que usan la ideología para florearse en las declaraciones; después la contradicen en las acciones."


Sigo retomando conceptos que escribí antes y después del bendito Mundial del 2002:“Bielsa es un personaje ejemplar sin que se proponga ‘dar el ejemplo’. Nos andamos diciendo que ‘lo que pasa es que aquí no hay clase dirigente’. Olvidamos que esa clase dirigente se hace en todos los terrenos. Bielsa, más allá del azar de un resultado, demostró ser un dirigente, un conductor como esos que reclamamos para hacer y ser un país en serio. Es un denodado trabajador. Aprende y enseña a aprender. No se casa con nadie. Concretó varias hazañas deportivas, pero se las olvida. Más que por sus hazañas es admirable por su austeridad. Un detalle: sale a la cancha vestido con ropa deportiva, no se disfraza de ejecutivo ni de intelectual. Veámoslo a la hora de la celebración final. Afronta el triunfo con la alegría bien habida, pero sin payasear ni robar cámara. Notable su sencillez, su austeridad, su discreción: en momentos de sus máximas conquistas (las tuvo con Ñuls, con Vélez, con la selección mayor y con la Sub 23) siempre se quedó a un costado y se salió del foco de la euforia.


“En la crucifixión de Bielsa intervinieron muchos periodistas estelares que no tienen vergüenza, ni memoria, ni sintaxis. A propósito de sintaxis: algún día en las escuelas de periodismo habría que analizar el contenido y la consistencia de las conferencias de prensa de Bielsa. Son clases magistrales que trascienden al fútbol y que muy bien nos podrían servir para empezar a desentrañar ‘la condición argentina’.


“No nos distraigamos por los resultados aparentemente buenos o malos. La puta vez que aparece un tipo que encarna el trabajo, el estudio, la ética, la coherencia, la austeridad y que se canta en el dichoso carisma, la puta vez que aparece un tipo así lo rifamos. Después nos quejamos por esos políticos saltimbanquis, por la mediocridad galopante, por los borocotó, por los falsos ingenieros…”


Lo escribí y lo reitero ahora: si un diez por ciento de la dirigencia argentina, en cualquier terreno, tuviera los valores de Marcelo Bielsa, este país nuestro dejaría de ser un conato de país. Si un diez por ciento de los periodistas de cualquier especialidad tuvieran los valores de Bielsa, la Argentina dejaría de ser el emporio del barullo y de la banalidad. En un país tan dado a la corrupción y a la frivolidad y a la güevada, donde el ruido pasa por sonido y los estribillos pasan por ideología, en un país así presencias como las de Marcelo Bielsa hacen pensar que no todo está perdido porque no todo estaba podrido.


“La pregunta que salta ahora es incómoda, pero la afronto: el promedio de nuestra sociedad, ¿merece a un hacedor como Marcelo Bielsa? Respondo con una palabra: NO.“Lo pienso y lo escribo con todas las letras. La dimensión que Diego Maradona tiene como futbolista (una magistral suma de belleza y eficacia), la tiene Marcelo Bielsa en el terreno de la capacidad técnica y, sobre todo, en el terreno de la ética”.


Posdata: Con anterioridad al histórico triunfo de Chile frente a la Argentina una encuesta determinó que Bielsa “es, en cualquier terrero, el personaje más influyente del Chile actual”. Justamente, a este personaje, una enooooorme cantidad de argentinos, al compás del periodismo exitista y chupamedias, lo rifó.


Lo quiero reiterar con esa comparación que no siento exagerada: Marcelo Bielsa es a la ética lo que Maradona es al fútbol.

jueves, 16 de octubre de 2008

La lección de Bielsa

iario Olé Argentina
15 de octubre, 2008


Fue una clase. Magistral. Con altura. Con inteligencia. Con hambre. Conceptualmente fue un baile. Una lección. La lección de Bielsa.


Nunca lo dirá ni lo admitirá. Pero habrá sido, para Marcelo Bielsa, el partido más importante que dirigió después del Mundial 2002. Porque delante tuvo a la Selección, la suya. Y también a un técnico, Basile, que está en sus antípodas en cuanto a la metodología de trabajo aunque no así en la búsqueda ofensiva. Y ante semejante desafío, el Loco sacó el manual de estilo, el suyo, y le dio un golpe histórico a la Argentina. Eso sí, al cabo, le hizo precio de compatriota.


No hubo, en esta lección, nada raro. Chile fue Bielsa. Orden, presión, técnica, concentración... Chile usó con inteligencia todo el ancho de la cancha y abusó de las espaldas de Mascherano y Cambiasso. Así logró el desequilibrio que nubló a Ledesma y que desnudó a la última línea. Y el gol, un golazo, fue el mejor ejemplo de que Chile era un equipo y la Selección, un grupo de voluntades sin mucha voluntad. De arco a arco, con técnica, cabeza levantada, movilidad, paciencia, circulación, profundidad, desborde, centro atrás, efectividad. Los delanteros argentinos no tuvieron éxito en la presión, los mediocampistas la vieron pasar, Cambiasso quedó a mitad de camino y Heinze, para completar la escena de terror, se metió en el área como marcador central cuando en realidad era el lateral...


Lo peor de la Selección fue que jamás reaccionó. Con ninguno de los sistemas que intentó Basile. Extrañó, como admitió el Coco, a Riquelme. La Selección fue siete jugadores atrás y tres adelante. No hubo conector. Messi, el crack del Barcelona, el más apto para ponerse la ropa de conductor, apenas pudo conducirse a sí mismo. El, por lo visto, también extrañó a Román. De los tres delanteros, era Messi quien bajaba unos metros, pero estuvo ausente, sin convicción, sin peso en el uno contra uno. Sólo una vez inventó una buena jugada que salvó en la línea Medel. Agüero también perdió seguido, aunque en el segundo tiempo al menos se comprometió más que el resto. Milito, además de víctima del mal funcionamiento, fue intrascendente. Bergessio, el primer cambio real (el del Cata por Burdisso fue obligado), fue apenas un revulsivo.


La Selección corrió siempre desde atrás. Su búsqueda, la del empate, fue desordenada, a los ponchazos. No hubo, en los jugadores, un gesto de rebeldía ante la adversidad. Chile, además de todos los méritos acumulados, le agregó una altísima dosis de actitud positiva que nunca tuvo la Argentina.


El 1-0 miente. La de Chile fue una goleada. De banco a banco.

Un mimo de Loco

Diario Olé Argentina
15 de octubre, 2008


Lo disfrutó, claro. Como profesional tan obsesivo con su trabajo, el triunfo de Chile (y la forma en que lo logró) seguramente superó cualquier pizca de sentimiento patriótico que pudo cruzarse por su mente. Eso sí, para Marcelo Bielsa, la procesión fue por dentro. No hubo en su rostro un músculo que delatara satisfacción. Ni en el gol de Chile, que no gritó. Ni en la explosión de la gente al final del partido, que él acompañó con su andar presuroso y cabizbajo hacia el vestuario. Ni en los aplausos que recibió al llegar y al irse de la conferencia de prensa. Inmutable, fiel a su estilo, pero feliz.



"Lo que más me produce alegría es ver el orgullo de los jugadores por haber jugado a buen nivel, fue una actuación sin puntos bajos y me da la impresión de que todos los jugadores sintieron que subieron un escalón en su nivel personal. Para Chile, ganarle a Argentina presupone un paso importante y los jugadores lo sintieron de ese modo", expresó.



El Loco, ganador del duelo de técnicos, casi ni se cruzó con el Coco. En la salida al campo de juego ingresaron por distintos sectores y durante el partido, la atención de ambos estuvo puesta en el verde césped. Ahí se vio al Bielsa de siempre. De jogging, surcando la banda (de la raya para afuera) símil experimentado carrilero. O tomando agua y sacando pecho, con sus manos en la cintura, a lo Mick Jagger. Así lo vivió. "Es justo el resultado. El nivel de nuestros jugadores fue alto. Si no, no hubiéramos podido acceder al triunfo. Y la victoria se enaltece por la jerarquía del rival", contó.



Aclamado por la gente, cerró: "La alegría de la gente es una de las recompensas más importantes que tiene esta tarea".

martes, 14 de octubre de 2008

Una tarde cerca de Bielsa, el obsesivo de los secretos

La Nación (Argentina)
14 de octubre, 2008


La improvisada torre de transmisión, ubicada sobre una camioneta, medía algo más de diez metros, lo suficiente para captar a la perfección imágenes del entrenamiento de Chile. Hasta se lo vio a Marcelo Bielsa haciendo jueguitos mientras el resto del plantel entraba en calor. La señal, captada por una cámara de Canal 13 de este país, dejó en evidencia la vulnerabilidad del complejo Juan Pinto Durán, al margen de que el entrenador mandó a poner lonas verdes y alambrados de púas.


El mayor hermetismo del DT nació en marzo último, cuando se enojó muchísimo luego de dar una charla informal en la Universidad Pública y ver que al día siguiente salió todo publicado. No dijo nada grave (que Chile hoy no contaba con jugadores de la jerarquía de Salas y Zamorano), pero Bielsa tenía razón porque su buen acto no debió cruzar determinadas fronteras. A partir de allí fue que los periodistas locales no pudieron ver ninguna práctica y el técnico se limitó a hablar sólo después de los partidos "lo justo y necesario". Así y todo, la prensa se las ingenió para ubicar un monitor de 21 pulgadas y ver todo sobre la vereda de la calle Juanbaginka. Una señora salió de su casa en la dirección 3786 para abrirle la puerta a su hijo que volvía del colegio y se sorprendió cuando vio que había 15 periodistas rodeando su domicilio.


Los vecinos están tan enojados con Bielsa que, además de la privacidad, el tema de las lonas les quitó sol y terminó en un juicio ante la Federación Chilena de Fútbol. La zona es de casas bajas y humildes, de madera y unas pocas de cemento. "Enfocá más a la izquierda que está Valdivia", pide a gritos un periodista al camarógrafo.


Bielsa no utilizó en Quito muchas palabras para referirse al choque de mañana con la Argentina: "No he tenido tiempo de revisar el partido que viene, pero siempre hay obligación de ganar por las eliminatorias, sea el rival la Argentina o cualquier otro".


Los medios chilenos fueron muy críticos con la derrota en Ecuador, aunque destacaron la campaña positiva al cierre de la 1era rueda. Es que la actual situación es mejor que lo que mostraba el seleccionado a esta misma altura en las últimas dos eliminatorias. Hoy acumula 13 puntos y está en la 4° posición (por ahora clasificándose para el Mundial de Sudáfrica), mientras que camino a Corea-Japón 2002 estaba 7° (con 10 unidades) y a Alemania 2006 estaba 5° (con 12).


Se destaca el protagonismo que Bielsa les inculcó a los chilenos, aunque ponen la caída ante Ecuador como la peor versión de su trabajo en Chile. Hasta se produjo un ida y vuelta con el DT argentino y los periodistas: "Después de que Ecuador convierte, extrañé a Valdivia, un jugador más incisivo, pero la decisión (por los cambios) ya la había tomado".

¿Quiere decir que se equivocó con el ingreso de Morales?

- Yo no dije que el cambio estuvo mal hecho. En el segundo tiempo me di cuenta de que no íbamos a ser capaces de mantener lo que hicimos en la segunda mitad del primer tiempo y tomé la decisión de conservar el empate. Hice un cambio para equilibrar físicamente al equipo. Me di cuenta de que ya en desventaja la formación que había puesto era demasiado conservadora para ir a buscar un mejor resultado. Extrañé a Valdivia, pero los cambios fueron acertados.

La tarde se había presentado con tendencia a desmejorar, pero el sol apareció con fuerza al final. Entre anécdotas, alguno contó que Bielsa tiene en el periodista Danilo Díaz (Radio Bio Bio) a uno de sus más fieles amigos y que es muy amable con los chicos. Muchas veces por iniciativa suya, el DT sale del complejo e invita a pasar a varios escolares. Les permite sacar fotos y les regala pelotas y camisetas. Los periodistas locales habían divisado a un chico de 15 años que entraba seguido y lo fueron a entrevistar, pero ahí Bielsa les ganó por goleada.
¿Qué te dijo Marcelo?
- Se portó rebién , nos regaló pelotas, juguetes.

Ah, bien, ¿y qué más?

- Que nos podíamos sacar todas las fotos que quisiéramos con él y los jugadores.

¡¿Y qué más?! ¡¿Qué más?!

- Que no les digamos nada a los periodistas.