24 de julio, 2008
Las obsesiones, rarezas y secretas historias del "Loco" Bielsa
Dicen que es el entrenador que el mundo nos envida.
Porque hizo alcanzar a la Selección argentina su primer y único oro olímpico, porque ha esatdo tres veces en el podio de honor de los mejores seleccionadores mundiales en esta década y porque cuando no lleva ni un año en nuestro país ya tiene a todos convencidos de que efectivamente está provocando un cambio en las estructuras futbolísitcas chilenas.
Pese a toda su trayectoria, es muy poco lo que se sabe de él. Básicamente, que protege su vida privada (y también pública) a ultranza, que es bastante "gruñon", que está viviendo solo en Juan Pinto Durán mientras su familia permanece en Argentina y que engordó porque disfruta demasiado de la comida y de las galletas chilenas.
Para conocerlo un poco más, La Segunda viajó hasta su ciudad natal de Rosario, también al campo donde periódicamente descansa, al peculiar centro de salud donde en varias ocasiones ha intentado quitarse los kilos de más y conversó con quienes han sido sus amigos de años, los cuales revelaron aspectos hasta ahora desconocidos del argentino.
En Chile escudriñamos en su círculo de hierro. Aquellos que por las noches o incluso de madrugadas lo han visto salir a caminar por las canchas, felíz examinando el pasto. El mismo pasto que divide y subdivide con marcas, para demostrarles a sus pupilos por dónde deben correr. Es que Bielsa no conoce la palabra improvisación. Todo lo planifica, no se le escapa un detalle, todo le gusta perfecto. Está convencido de que lo que hace es lo correcto en el fútbol.
O se está con él, o contra él.
El "niño Marcelo"
Puede Llamar a un Dirigente de Madrugada
Bermúdez tampoco es ahora cercano de Bielsa. "Él decía que yo era empresario (manejaba jugadores) y no quería tener relaciones con empresarios" No sé qué le pasó. El tiene su personalidad, su forma de vida, yo la mía. Lo respeto, pero como todo tipo distinto en su actividad, es muy jodido. Los dirigentes tienen que aguantarlo, porque puede llamarlos a las 2 o las 4 de la mañana. Recuerdo que para el Mundial del '94 estaba en el Atlas de México y mandó a Estados Unidos a 24 personas, una por cada equipo en competencia, para que le entregaran una carpeta con informes técnicos".
Sus enemigos están fuera de la cancha: el peor hoy en Argentina es quien lo contrató, el zar del fútbol sudamericano, actual vicepresidente de la FIFA y presidente de AFA, Julio Grondona. Están peleados a muerte, irreconciliables.
En Rosario, está peleado con la gente de Newell's, su ex club, cuyo estadio prometió no volver a pisar. Y ha cumplido.
De hecho, Bermúdez no le perdona que Bielsa no viajara a Rosario cuando hace poco hicieron un homenaje nacional a Jorge Griffa. "Es su ídolo, alguien a quien reconoce y respeta, pero me dijo que él no está para esas cosas. Y estaba todo Rosario esperándolo. Si nunca se le ve. Un día un amigo fue a visitarlo a Maximo Paz y Marcelo le dijo que en la plaza habría un auto, que lo siguiera. Así lo hizo y a las cuatro cuadras el vehículo paró y se bajó Bielsa. Para mí tiene un daño psicológico, o está obsesionado con esto y se ha enfermado. Pero es como Maradona, Dalí, todos genios. Y es respetado por todos. Mauricio Macri, de Boca Juniors, lo llamó 20 veces porque quería tenerlo, pero no lo atiende".
Departamento a orillas del río Paraná
Desde que aceptó venirse a Chile ha viajado con cierta frecuencia a su natal Rosario. Allá está su esposa Laura Bracalenti y dos hijas adolescentes. Su mujer es una destacada arquitecto (conoció al DT siendo compañera de universidad de María Eugenia Bielsa), quien tiene varias publicaciones en internet sobre urbanismo, hechas en el marco de su trabajo en la Universidad de Rosario.
El hogar de los Bielsa-Bracalenti está en el piso 17 de un exclusivo edificio ubicado en uno de los mejores sectores de la ciudad, justo frente al río Paraná .
Claro que ni siquiera cuando vivía en Argentina era seguro encontrarlo allí. Muchas veces se va al campo de su suegro (a 80 kilómetros de Rosario) solo. Y cuando hizo una especie de retiro tras abandonar la Selección argentina, arrendó una casa en un pueblo a 200 kilómetros de si ciudad natal, mientras la familia permanecía en Rosario. "La señora viví acá, porque las hijas van al colegio", recuerdan cercanos.
En Chile, Bielsa no ha variado su costumbre de hacer muy poca vida social. Para estar más cerca del trabajo se instaló en un remodelado Juan Pinto Durán, y no es amigo de salir a visitas sociales. Hace poco anduvo haciendo algunas compras por el Parque Arauco. Todo el mundo lo miraba, pero nadie se le acercó, ni para tomarse una foto, ni para pedirle un autógrafo.
Pocas veces se le ha visto sonreír. Cuando Chile gana y convierte un gol, se toma un sorbo de agua mineral, mientras en su entorno saltan y se abrazan.
Tampoco usa otra vestimenta que no sea deportiva. De hecho él mismo contó como anécdota que se vio "obligado" a colocarse una chaqueta el año pasado para la graduación de una de sus hijas.
Es amante del buen cine y el teatro. Su momento más distendido, según quienes lo conocen, es la sobremesa. Esa es la instancia en que se relaja y cuenta anécdotas de su vida en el fútbol tan buenas que llega a sacar carcajadas entre sus acompañantes. Por el contrario, sus momentos más difíciles son los partidos de La Roja. Ahí su grado de estrés es máximo. Su agotamiento después de cada encuentro es tal, que después de algunos encuentros ha terminado sobre una camilla por más de 15 minutos, como ocurrió en Venezuela.
Todos esperan que sea uno de los entrenadores más trascendentes que hayan pasado por el fútbol chileno. Por de pronto, con un 53, 85% de rendimiento en trece partidos, ocupa el tercer lugar entre los técnicos de La Roja más exitosos de la historia.
0 comentarios:
Publicar un comentario